Comparto mis aprendizajes personales de Su Santidad
Papa Emérito Benedicto XVI
Por:
Alejandrina Uribe-Betancourt
Confieso que aún no salgo de mi
sorpresa con la renuncia de Su Santidad el Papa Benedicto XVI, antes en mi época de no
católica, hace 7 años, (yo me bauticé católica en el año 2005 justo después
de la muerte de Juan Pablo II y tras el inicio del Papa Benedicto XVI), pues
esta noticia tal vez no me habría tocado mi fibra interna o la vería con
mucha distancia y considerándola sólo un hecho histórico y algo lejano a mi sentir.
Pero hoy, 28 de febrero a esta hora, 11 de
la noche en Venezuela, cuando me dispongo a escribir estas pequeñas reflexiones
personales y analizar un poco mis sentimientos, pues he visto de forma
consciente la salida de un Papa que murió y me dolió mucho (hablo de Juan Pablo
II) y ahora la salida de otro Papa, un hombre que deja su investidura vivo y sale de la
Santa Sede, sin por eso dejarme una cierta tristeza, pues creo oportuno
reflexionar brevemente sobre lo qué yo he aprendido de este gran hombre. Además como laica católica este
hecho además de insólito que un Papa renuncie (algo sin precedentes en esta era moderna porque la última renuncia fue hace casi 600 años).Entonces acá mis modestas reflexiones, que espero sean muchas más a lo largo de mi vida, porque ahora es que uno debe comenzar a estudiar la obra de Benedicto XVI y seguir observando su audaz renuncia, hecho que gracias a la magia de la tecnología pude ver en “vivo y directo” en tiempo real al otro lado del Atlántico. Acá pues trato de resumir o enumerar las cosas que aprendo de él y siento en este instante
1 El valor de renunciar cuando las fuerzas fallan y
dejar a un lado el orgullo y desprenderse de los puestos de poder.
Mucho hablamos que esta actitud
del Papa Benedicto es una gran lección para muchos “poderosos” en especial los hombres del mundo político que se aferran al poder aún cuando no tienen la
fuerza física o lo que es peor la talla intelectual o fuerza moral para seguir
en sus puestos de liderazgo o poder. Bueno yo digo que este ejemplo, no solo aplica a los gobernantes con
ansias dictatoriales que hay en muchos países del mundo, este valor de “renunciar” aun puesto de poder cuando ya no se está con “capacidad
o fuerza” (de acuerdo a lo dicho por su Santidad), se puede aplicar a nosotros
mismos. ¿Cuántas veces nos aferramos a un trabajo, una relación o una
posición equis solo por tener el poder que ella nos da, pero sabemos en nuestro
ser que tal vez no somos las idóneas para esa posición (y no nos entrenamos para mejorar nuestro desempeño,
lo cual es peor aún), pero seguimos ahí? Entonces, yo veo en este acto un mea
culpa y una prueba de valor y dignidad que nos compite a todos. En fin, yo tomo
nota para en un futuro analizar que si llego a una situación similar es mejor
renunciar a ser botado, es mejor mejorar o buscar otro horizonte y no aferrarse
a poderes del mundo de las formas a cambio de maltratar nuestro espíritu o de frenar el progreso de quienes lo realmente lo merecen.
También hay quienes no reconocen que a veces es bueno dar paso a las nuevas generaciones, el Papa Benedicto XVI con su renuncia reconoce de alguna manera que ahora su misión es otra y él siente que es el momento de dar paso a otro Papa más joven y que seguramente tendrá la fuerza que él siente que ya no tiene, para hacer esto se necesita mucho desprendimiento, inteligencia y dignidad.